Perpleja aquella noche, en la que sin quererlo, tuve que dormir sin poder soñarte, porque tus sueños, tu corazón y tu conciencia pertenecían a él.
Autor
El Poeta Ebrio
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Escucha mi corazón, escucha su latir que cuando deje de hacerlo
te habré perdido. -
Para que la amaras siendo dios,
y todo tu amor reservado para el mundo, fuera, entonces, solo para ella. -
Trata de abrazar tus sueños mientras duermes, para que nos los veas desaparecer al despertar.
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Dulces lamentos de ángeles impuros que ayer se atrevieron a amar. ¡Bella canción!,
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¡Ciega mi mirada! No miro nada alrededor. Con los ojos abiertos, aún inundados por las lágrimas,
no miro nada alrededor. -
Senos pequeños, que una noche de tormenta se hicieron mujer. Senos dorados, que una noche de tormenta los quiso contemplar el diablo.
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